MATEO 3
+ 15 Deja ahora, porque así conviene que
cumplamos toda justicia.
MATEO 4
+ 4 Escrito está: No sólo de pan vivirá el
hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
+ 7 Escrito está también: No tentarás al
Señor tu Dios.
+ 10 Vete, Satanás, porque escrito está: Al
Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás.
+ 17 Arrepentíos, porque el reino de los
cielos se ha acercado.
+ 19 Venid en pos de mí, y os haré
pescadores de hombres.
MATEO 5
+ 3 Bienaventurados los pobres en espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. 4 Bienaventurados los que lloran,
porque ellos recibirán consolación. 5 Bienaventurados los mansos, porque ellos
recibirán la tierra por heredad. 6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de justicia, porque ellos serán saciados. 7 Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. 8 Bienaventurados los de
limpio corazón, porque ellos verán a Dios. 9 Bienaventurados los pacificadores,
porque ellos serán llamados hijos de Dios. 10 Bienaventurados los que padecen
persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los
cielos. 11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan,
y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. 12 Gozaos y alegraos,
porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los
profetas que fueron antes de vosotros. 13 Vosotros sois la sal de la tierra;
pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada,
sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. 14 Vosotros sois la luz
del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. 15 Ni se
enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y
alumbra a todos los que están en casa. 16 Así alumbre vuestra luz delante de
los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos. 17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los
profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de cierto os
digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará
de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que cualquiera que
quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres,
muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga
y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos. 20 Porque os
digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos,
no entraréis en el reino de los cielos. 21 Oísteis que fue dicho a los
antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio. 22 Pero
yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de
juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el
concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de
fuego. 23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tú
hermano tiene algo contra ti, 24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y
anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu
ofrenda. 25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás
con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al
alguacil, y seas echado en la cárcel. 26 De cierto te digo que no saldrás de
allí, hasta que pagues el último cuadrante. 27 Oísteis que fue dicho: No
cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer
para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. 29 Por tanto, si tu ojo
derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se
pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. 30
Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor
te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al
infierno. 31 También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta
de divorcio. 32 Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por
causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la
repudiada, comete adulterio. 33 Además habéis oído que fue dicho a los
antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. 34 Pero yo os
digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque
es la ciudad del gran Rey. 36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer
blanco o negro un solo cabello. 37 Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no;
porque lo que es más de esto, de mal procede. 38 Oísteis que fue dicho: Ojo por
ojo, y diente por diente. 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo;
antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la
otra; 40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también
la capa; 41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con
él dos. 42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo
rehúses. 43 Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu
enemigo. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os
maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y
os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,
que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e
injustos. 46 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No
hacen también lo mismo los publícanos? 47 Y si saludáis a vuestros hermanos
solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? 48 Sed,
pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es
perfecto.
MATEO 6
+ 1 Guardaos de hacer vuestra justicia
delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis
recompensa de vuestro Padre que está en los cielos. 2 Cuando, pues, des
limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las
sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo
que ya tienen su recompensa. 3 Más cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda
lo que hace tu derecha, 4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve
en lo secreto te recompensará en público. 5 Y cuando ores, no seas como los
hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas
de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen
su recompensa. 6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. 7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los
gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues,
semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad,
antes que vosotros le pidáis. 9 Vosotros, pues, oraréis así: Padre Nuestro Que
Estás En Los Cielos, Santificado Sea Tu Nombre. 10 Venga Tu Reino. Hágase Tu
Voluntad, Como En El Cielo, Así También En La Tierra. 11 El Pan Nuestro De Cada
Día, Dánoslo Hoy. 12 Y Perdónanos Nuestras Deudas, Como También Nosotros
Perdonamos A Nuestros Deudores. 13 Y No Nos Metas En Tentación, Mas Líbranos
Del Mal; Porque Tuyo Es El Reino, Y El Poder, Y La Gloria, Por Todos Los
Siglos. Amén. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará
también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 más si no perdonáis a los
hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. 16
Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan
sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya
tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu
rostro, 18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está
en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. 19 No
os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde
ladrones minan y hurtan; 20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la
polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. 21 Porque
donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. 22 La lámpara
del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno
de luz; 23 pero si tú ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así
que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas
tinieblas? 24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y
amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a
Dios y a las riquezas. 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida,
qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de
vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? 26
Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y
vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?
27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un
codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del
campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón
con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. 30 Y si la hierba del campo
que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más
a vosotros, hombres de poca fe? 31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué
comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? 32 Porque los gentiles buscan
todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de
todas estas cosas. 33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y
todas estas cosas os serán añadidas. 34 Así que, no os afanéis por el día de
mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.
MATEO 7
+ 1 No juzguéis, para que no seáis juzgados.
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con
que medís, os será medido. 3 ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu
hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? 4 ¿O cómo dirás a
tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? 5
¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para
sacar la paja del ojo de tu hermano. 6 No deis lo santo a los perros, ni echéis
vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y
os despedacen. 7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. 8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
llama, se le abrirá. 9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan,
le dará una piedra? 10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente? 11 Pues
si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto
más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?
12 Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así
también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. 13
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino
que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; 14 porque
estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los
que la hallan. 15 Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con
vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. 16 Por sus frutos los
conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? 17
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. 18
No puede el buen árbol dar malos frutos, ni el árbol malo dar frutos buenos. 19
Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y echado en el fuego. 20 Así que,
por sus frutos los conoceréis. 21 No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará
en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en
los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en
tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? 23 Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí,
hacedores de maldad. 24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las
hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25
Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra
aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero
cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre
insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y
vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y
cayó, y fue grande su ruina.
MATEO 8
+ 3 Quiero; sé limpio. 4 Mira, no lo digas a
nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó
Moisés, para testimonio a ellos.
+ 7 Yo
iré y le sanaré.
+ 10 De cierto os digo, que ni aun en Israel
he hallado tanta fe. 11 Y os digo que vendrán muchos del oriente y del
occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos;
12 mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será
el lloro y el crujir de dientes. 13 Ve, y como creíste, te sea hecho.
+ 20 Las zorras tienen guaridas, y las aves
del cielo nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza.
+ 22 Sígueme; deja que los muertos entierren
a sus muertos.
+ 26 ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?
+ 32 Id
MATEO 9
+ 2 Ten ánimo, hijo; tus pecados te son
perdonados.
+ 4 ¿Por qué pensáis mal en vuestros
corazones? 5 Porque, ¿qué es más fácil, decir: Los pecados te son perdonados, o
decir: Levántate y anda? 6 Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene
potestad en la tierra para perdonar pecados: Levántate, toma tu cama, y vete a
tu casa.
+ 9 Sígueme.
+ 12 Los sanos no tienen necesidad de médico,
sino los enfermos. 13 ID, pues, y aprended lo que significa: Misericordia
quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores, al arrepentimiento.
+ 15 ¿Acaso pueden los que están de bodas
tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando
el esposo les será quitado, y entonces ayunarán. 16 Nadie pone remiendo de paño
nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la
rotura. 17 Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se
rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo
en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente.
+ 22 Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado.
+ 24 Apartaos, porque la niña no está muerta,
sino duerme.
+ 28 ¿Creéis que puedo hacer esto? 29
Conforme a vuestra fe os sea hecho. 30 Mirad que nadie lo sepa.
+ 37 A la verdad la mies es mucha, mas los
obreros pocos. 38 Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su
mies.
MATEO 10
+ 5 Por camino de gentiles no vayáis, y en
ciudad de samaritanos no entréis, 6 sino ID antes a las ovejas perdidas de la
casa de Israel. 7 Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha
acercado. 8 Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera
demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia. 9 No os proveáis de oro, ni
plata, ni cobre en vuestros cintos; 10 ni de alforja para el camino, ni de dos
túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento.
11 Mas en cualquier ciudad o aldea donde entréis, informaos quién en ella sea
digno, y posad allí hasta que salgáis. 12 Y al entrar en la casa, saludadla. 13
Y si la casa fuere digna, vuestra paz vendrá sobre ella; mas si no fuere digna,
vuestra paz se volverá a vosotros. 14 Y si alguno no os recibiere, ni oyere
vuestras palabras, salid de aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de
vuestros pies. 15 De cierto os digo que en el día del juicio, será más
tolerable el castigo para la tierra de Sodoma y de Gomorra, que para aquella
ciudad. 16 He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues,
prudentes como serpientes, y sencillos como palomas. 17 Y guardaos de los
hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; 18
y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para
testimonio a ellos y a los gentiles. 19 Más cuando os entreguen, no os
preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que
habéis de hablar. 20 Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu
de vuestro Padre que habla en vosotros. 21 El hermano entregará a la muerte al
hermano, y el padre al hijo; y los hijos se levantarán contra los padres, y los
harán morir. 22 Y seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el
que persevere hasta el fin, éste será salvo. 23 Cuando os persigan en esta
ciudad, huid a la otra; porque de cierto os digo, que no acabaréis de recorrer
todas las ciudades de Israel, antes que venga el Hijo de Hombre. 24 El discípulo
no es más que su maestro, ni el siervo más que su señor. 25 Bástale al
discípulo ser como su maestro, y al siervo como su señor. Si al padre de
familia llamaron Beelzebú, ¿cuánto más a los de su casa? 26 Así que, no los
temáis; porque nada hay encubierto, que no haya de ser manifestado; ni oculto,
que no haya de saberse. 27 Lo que os digo en tinieblas, decidlo en la luz; y lo
que oís al oído, proclamadlo desde las azoteas. 28 Y no temáis a los que matan
el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede
destruir el alma y el cuerpo en el infierno. 29 ¿No se venden dos pajarillos
por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a tierra sin vuestro Padre. 30
Pues aun vuestros cabellos están todos contados. 31 Así que, no temáis; más valéis
vosotros que muchos pajarillos. 32
A cualquiera, pues, que me confiese delante de los
hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre que está en los cielos. 33
Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negaré
delante de mi Padre que está en los cielos. 34 No penséis que he venido para
traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. 35 Porque he
venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su
madre, y a la nuera contra su suegra; 36 y los enemigos del hombre serán los de
su casa. 37 El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que
ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; 38 y el que no toma su cruz
y sigue en pos de mí, no es digno de mí. 39 El que halla su vida, la perderá; y
el que pierde su vida por causa de mí, la hallará. 40 El que a vosotros recibe,
a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. 41 El que
recibe a un profeta por cuanto es profeta, recompensa de profeta recibirá; y el
que recibe a un justo por cuanto es justo, recompensa de justo recibirá. 42 Y
cualquiera que dé a uno de estos pequeñitos un vaso de agua fría solamente, por
cuanto es discípulo, de cierto os digo que no perderá su recompensa.
MATEO 11
+ 4 ID, y haced saber a Juan las cosas que
oís y veis. 5 Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los
sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el
evangelio; 6 y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí. 7 ¿Qué
salisteis a ver al desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? 8 ¿O qué
salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas? He aquí, los
que llevan vestiduras delicadas, en las casas de los reyes están. 9 Pero ¿qué
salisteis a ver? ¿A un profeta? Sí, os digo, y más que profeta. 10 Porque éste
es de quien está escrito: He aquí, yo envío mi mensajero delante de tu faz, El
cual preparará tu camino delante de ti. 11 De cierto os digo: Entre los que
nacen de mujer no se ha levantado otro mayor que Juan el Bautista; pero el más
pequeño en el reino de los cielos, mayor es que él. 12 Desde los días de Juan
el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los
violentos lo arrebatan. 13 Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta
Juan. 14 Y si queréis recibirlo, él es aquel Elías que había de venir. 15 El
que tiene oídos para oír, oiga. 16 Mas ¿a qué compararé esta generación? Es
semejante a los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces a sus
compañeros, 17 diciendo: Os tocamos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y
no lamentasteis. 18 Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio
tiene. 19 Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre
comilón, y bebedor de vino, amigo de publícanos y de pecadores. Pero la
sabiduría es justificada por sus hijos.
+ 21 Ay de ti, Corazín! Ay de ti, Betsaida!
Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos
en vosotras, tiempo ha que se hubieran arrepentido en cilicio y en ceniza. 22
Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para
Tiro y para Sidón, que para vosotras. 23 Y tú, Capernaum, que eres levantada
hasta el cielo, hasta el Hades serás abatida; porque si en Sodoma se hubieran
hecho los milagros que han sido hechos en ti, habría permanecido hasta el día
de hoy. 24 Por tanto os digo que en el día del juicio, será más tolerable el
castigo para la tierra de Sodoma, que para ti. 25 Te alabo, Padre, Señor del
cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los
entendidos, y las revelaste a los niños. 26 Sí, Padre, porque así te agradó. 27
Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino
el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo
quiera revelar. 28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo
os haré descansar. 29 Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; 30 porque
mi yugo es fácil, y ligera mi carga.
MATEO 12
+ 3 ¿No habéis leído lo que hizo David,
cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre; 4 cómo entró en la casa de
Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él
ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes? 5 ¿O no habéis
leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan
el día de reposo, y son sin culpa? 6 Pues os digo que uno mayor que el templo
está aquí. 7 Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no
sacrificio, no condenaríais a los inocentes; 8 porque el Hijo del Hombre es
Señor del día de reposo.
+ 11 ¿Qué hombre habrá de vosotros, que
tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano,
y la levante? 12 Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por
consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. 13 Extiende tu
mano.
+ 25 Todo reino dividido contra sí mismo, es
asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma, no permanecerá. 26 Y si
Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues,
permanecerá su reino? 27 Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por
quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces. 28 Pero
si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a
vosotros el reino de Dios. 29 Porque ¿cómo puede alguno entrar en la casa del
hombre fuerte, y saquear sus bienes, si primero no le ata? Y entonces podrá
saquear su casa. 30 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no
recoge, desparrama. 31 Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será
perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será
perdonada. 32 A
cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será
perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni
en este siglo ni en el venidero. 33 O haced el árbol bueno, y su fruto bueno, o
haced el árbol malo, y su fruto malo; porque por el fruto se conoce el árbol.
34 ¡Generación de víboras! ¿Cómo podéis hablar lo bueno, siendo malos? Porque
de la abundancia del corazón habla la boca. 35 El hombre bueno, del buen tesoro
del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas.
36 Más yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella
darán cuenta en el día del juicio. 37 Porque por tus palabras serás
justificado, y por tus palabras serás condenado.
+ 39 La generación mala y adúltera demanda
señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. 40 Porque
como estuvo Jonás en el vientre del gran pez tres días y tres noches, así
estará el Hijo del Hombre en el corazón de la tierra tres días y tres noches.
41 Los hombres de Nínive se levantarán en el juicio con esta generación, y la
condenarán; porque ellos se arrepintieron a la predicación de Jonás, y he aquí
más que Jonás en este lugar. 42 La reina del Sur se levantará en el juicio con
esta generación, y la condenará; porque ella vino de los fines de la tierra
para oír la sabiduría de Salomón, y he aquí más que Salomón en este lugar. 43
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos, buscando
reposo, y no lo halla. 44 Entonces dice: Volveré a mi casa de donde salí; y cuando
llega, la halla desocupada, barrida y adornada. 45 Entonces va, y toma consigo
otros siete espíritus peores que él, y entrados, moran allí; y el postrer
estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero. Así también acontecerá
a esta mala generación.
+ 48 ¿Quién es mi madre, y quiénes son mis
hermanos? 49 He aquí mi madre y mis hermanos. 50 Porque todo aquel que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano, y hermana, y
madre.
MATEO
13
+ 3 He aquí, el sembrador salió a sembrar. 4
Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las
aves y la comieron. 5 Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y
brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra; 6 pero salido el sol, se
quemó; y porque no tenía raíz, se secó. 7 Y parte cayó entre espinos; y los
espinos crecieron, y la ahogaron. 8 Pero parte cayó en buena tierra, y dio
fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno. 9 El que tiene
oídos para oír, oiga.
+ 11 Porque a vosotros os es dado saber los
misterios del reino de los cielos; más a ellos no les es dado. 12 Porque a
cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo
que tiene le será quitado. 13 Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no
ven, y oyendo no oyen, ni entienden. 14 De manera que se cumple en ellos la
profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo
veréis, y no percibiréis. 15 Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,
Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con
los ojos, Y oigan con los oídos, Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y
yo los sane. 16 Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros
oídos, porque oyen. 17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos
desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron. 18
Oíd, pues, vosotros la parábola del sembrador: 19 Cuando alguno oye la palabra
del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su
corazón. Este es el que fue sembrado junto al camino. 20 Y el que fue sembrado
en pedregales, éste es el que oye la palabra, y al momento la recibe con gozo;
21 pero no tiene raíz en sí, sino que es de corta duración, pues al venir la aflicción
o la persecución por causa de la palabra, luego tropieza. 22 El que fue
sembrado entre espinos, éste es el que oye la palabra, pero el afán de este
siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa. 23
Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la
palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno. 24 El
reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su
campo; 25 pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña
entre el trigo, y se fue. 26 Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces
apareció también la cizaña. 27 Vinieron entonces los siervos del padre de
familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde,
pues, tiene cizaña? 28 Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le
dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? 29 Él les dijo: No, no
sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. 30 Dejad
crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo
diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para
quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
31 El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre
tomó y sembró en su campo; 32 el cual a la verdad es la más pequeña de todas
las semillas; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se hace
árbol, de tal manera que vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas.
33 El reino de los cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer, y
escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.
+ 37 El que siembra la buena semilla es el
Hijo del Hombre. 38 El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del
reino, y la cizaña son los hijos del malo. 39 El enemigo que la sembró es el
diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. 40 De
manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el
fin de este siglo. 41 Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de
su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, 42 y
los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. 43
Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que
tiene oídos para oír, oiga. 44 Además, el reino de los cielos es semejante a un
tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y
gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo. 45 También
el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, 46
que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la
compró. 47 Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada
en el mar, recoge de toda clase de peces; 48 y una vez llena, la sacan a la
orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. 49 Así
será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre
los justos, 50 y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el
crujir de dientes. 51 ¿Habéis entendido todas estas cosas? 52 Por eso todo
escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que
saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
+ 57 No hay profeta sin honra, sino en su
propia tierra y en su casa.
MATEO 14
+ 16 No tienen necesidad de irse; dadles
vosotros de comer.
+ 18 Traédmelos acá.
+ 27 ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!
+ 29 Ven.
+ 31 ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
MATEO 15
+ 3 ¿Por qué también vosotros quebrantáis el
mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4 Porque Dios mandó diciendo: Honra
a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera
irremisiblemente. 5 Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su
madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte, 6 ya no ha
de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios
por vuestra tradición. 7 Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, cuando
dijo: 8 Este pueblo de labios me honra; Mas su corazón está lejos de mí. 9 Pues
en vano me honran, Enseñando como doctrinas, mandamientos de hombres. 10 Oíd, y
entended: 11 No lo que entra en la boca contamina al hombre; más lo que sale de
la boca, esto contamina al hombre.
+ 13 Toda planta que no plantó mi Padre
celestial, será desarraigada. 14 Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el
ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo.
+ 16 ¿También vosotros sois aún sin
entendimiento? 17 ¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre,
y es echado en la letrina? 18 Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y
esto contamina al hombre. 19 Porque del corazón salen los malos pensamientos,
los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos
testimonios, las blasfemias. 20 Estas cosas son las que contaminan al hombre;
pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre.
+ 24 No soy enviado sino a las ovejas
pérdidas de la casa de Israel.
+ 26 No está bien tomar el pan de los hijos,
y echarlo a los perrillos.
+ 28 OH mujer, grande es tu fe; hágase
contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.
+ 32 Tengo compasión de la gente, porque ya
hace tres días que están conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas
no quiero, no sea que desmayen en el camino.
+ 34 ¿Cuántos panes tenéis?
MATEO 16
+ 2 Cuando anochece, decís: Buen tiempo;
porque el cielo tiene arreboles. 3 Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque
tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! que sabéis distinguir el aspecto
del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! 4 La generación mala y
adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta
Jonás. Y dejándolos, se fue.
+ 6 Mirad, guardaos de la levadura de los
fariseos y de los saduceos.
+ 8 ¿Por qué pensáis dentro de vosotros,
hombres de poca fe, que no tenéis pan? 9 ¿No entendéis aún, ni os acordáis de
los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? 10 ¿Ni
de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? 11 ¿Cómo
es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la
levadura de los fariseos y de los saduceos?
+ 13 ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo
del Hombre?
+ 15 Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
+ 17 Bienaventurado eres, Simón, hijo de
Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los
cielos. 18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré
mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. 19 Y a ti te
daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será
atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los
cielos.
+ 23 ¡Quítate de delante de mí, Satanás!; me
eres tropiezo, porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los
hombres. 24 Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su
cruz, y sígame. 25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo
el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 Porque ¿qué aprovechará
al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará
el hombre por su alma? 27 Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su
Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras. 28 De
cierto os digo que hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la
muerte, hasta que hayan visto al Hijo del Hombre viniendo en su reino.
MATEO 17
+ 7 Levantaos, y no temáis.
+ 9 No digáis a nadie la visión, hasta que
el Hijo del Hombre resucite de los muertos.
+ 11 A la verdad, Elías viene primero, y
restaurará todas las cosas. 12 Más os digo que Elías ya vino, y no le
conocieron, sino que hicieron con él todo lo que quisieron; así también el Hijo
del Hombre padecerá de ellos.
+ 17 ¡OH generación incrédula y perversa!
¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?
Traédmelo acá.
+ 20 Por vuestra poca fe; porque de cierto os
digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate
de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible. 21 Pero este género no
sale sino con oración y ayuno. 22 El Hijo del Hombre será entregado en manos de
hombres, 23 y le matarán; mas al tercer día resucitará.
+ 25 ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la
tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de
los extraños? 26 Luego los hijos están exentos. 27 Sin embargo, para no
ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y
al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti.
MATEO 18
+ 3 De cierto os digo, que si no os volvéis
y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. 4 Así que,
cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los
cielos. 5 Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me
recibe. 6 Y cualquiera que haga tropezar
a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al
cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del
mar. 7 ¡Ay del mundo por los tropiezos! porque es necesario que vengan
tropiezos, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene el tropiezo! 8 Por tanto, si
tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es
entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en
el fuego eterno. 9 Y si tu ojo te es ocasión de caer, sácalo y échalo de ti;
mejor te es entrar con un solo ojo en la vida, que teniendo dos ojos ser echado
en el infierno de fuego. 10 Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños;
porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre
que está en los cielos. 11 Porque el Hijo del Hombre ha venido para salvar lo
que se había perdido. 12 ¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y se
descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va por los montes a
buscar la que se había descarriado? 13 Y si acontece que la encuentra, de
cierto os digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que
no se descarriaron. 14 Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los
cielos, que se pierda uno de estos pequeños. 15 Por tanto, si tu hermano peca
contra ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu
hermano. 16 Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o dos, para que en boca
de dos o tres testigos conste toda palabra. 17 Si no los oyere a ellos, dilo a
la iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por gentil y publicano. 18 De
cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y
todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo. 19 Otra vez os
digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de
cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los
cielos. 20 Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy
yo en medio de ellos.
+ 22 No te digo hasta siete, sino aun hasta
setenta veces siete. 23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un
rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y comenzando a hacer cuentas,
le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 A éste, como no pudo pagar,
ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que
se le pagase la deuda. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba,
diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 El señor de
aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero
saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien
denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. 29
Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten
paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Más él no quiso, sino fue y le
echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que
pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que
había pasado. 32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda
aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también tener
misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34 Entonces su
señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le
debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de
todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.
MATEO 19
+ 4 ¿No habéis leído que el que los hizo al
principio, varón y hembra los hizo, 5 Por esto el hombre dejará padre y madre,
y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más
dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
7 ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla? 8 Por la dureza
de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al
principio no fue así. 9 Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer,
salvo por causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa
con la repudiada, adultera.
+ 11 No todos son capaces de recibir esto,
sino aquellos a quienes es dado. 12 Pues hay eunucos que nacieron así del
vientre de su madre, y hay eunucos que son hechos eunucos por los hombres, y
hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del reino de los
cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba.
+ 14 Dejad a los niños venir a mí, y no se
lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.
+ 17 ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay
bueno sino uno: Dios. Más si quieres entrar en la vida, guarda los
mandamientos. 18 No matarás. No adulterarás. No hurtarás. No dirás falso
testimonio. 19 Honra a tu padre y a tu madre; y, Amarás a tu prójimo como a ti
mismo.
+ 21 Si quieres ser perfecto, anda, vende lo
que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.
+ 23 De cierto os digo, que difícilmente
entrará un rico en el reino de los cielos. 24 Otra vez os digo, que es más
fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino
de Dios.
+ 26 Para los hombres esto es imposible; más
para Dios todo es posible.
+ 28 De cierto os digo que en la
regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria,
vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para
juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y cualquiera que haya dejado casas, o
hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por mi
nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna. 30 Pero muchos
primeros serán postreros, y postreros, primeros.
MATEO 20
+ 1 Porque el reino de los cielos es
semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar
obreros para su viña. 2 Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día,
los envió a su viña. 3 Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros
que estaban en la plaza desocupados; 4 y les dijo: ID también vosotros a mi
viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. 5 Salió otra vez cerca de las
horas sexta y novena, e hizo lo mismo. 6 Y saliendo cerca de la hora undécima,
halló a otros que estaban desocupados; y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo el
día desocupados? 7 Le dijeron: Porque nadie nos ha contratado. Él les dijo: ID
también vosotros a la viña, y recibiréis lo que sea justo. 8 Cuando llegó la
noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales
el jornal, comenzando desde los postreros hasta los primeros. 9 Y al venir los
que habían ido cerca de la hora undécima, recibieron cada uno un denario. 10 Al
venir también los primeros, pensaron que habían de recibir más; pero también
ellos recibieron cada uno un denario. 11 Y al recibirlo, murmuraban contra el
padre de familia, 12 diciendo: Estos postreros han trabajado una sola hora, y los
has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día.
13 El, respondiendo, dijo a uno de ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no
conviniste conmigo en un denario? 14 Toma lo que es tuyo, y vete; pero quiero
dar a este postrero, como a ti. 15 ¿No me es lícito hacer lo que quiero con lo
mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno? 16 Así, los primeros serán
postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, mas pocos
escogidos.
+ 18 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo
del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le
condenarán a muerte; 19 y le entregarán a los gentiles para que le escarnezcan,
le azoten, y le crucifiquen; mas al tercer día resucitará.
+ 21 ¿Qué quieres? 22 No sabéis lo que
pedís. ¿Podéis beber del vaso que yo he de beber, y ser bautizados con el
bautismo con que yo soy bautizado? 23 A la verdad, de mi vaso beberéis, y con
el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados; pero el sentaros a mi
derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está
preparado por mi Padre.
+ 25 Sabéis que los gobernantes de las
naciones se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas
potestad. 26 Más entre vosotros no será así, sino que el que quiera hacerse
grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero
entre vosotros será vuestro siervo; 28 como el Hijo del Hombre no vino para ser
servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.
+ 32
¿Qué queréis que os haga?
MATEO 21
+ 2 ID a la aldea que está enfrente de
vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con ella; desatadla, y
traédmelos. 3 Y si alguien os dijere algo, decid: El Señor los necesita; y
luego los enviará.
+ 13 Escrito está: Mi casa, casa de oración
será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.
+ 16 Sí; ¿nunca leísteis: De la boca de los
niños y de los que maman Perfeccionaste la alabanza?
+ 19 Nunca jamás nazca de ti fruto.
+ 21 De cierto os digo, que si tuviereis fe,
y no dudareis, no sólo haréis esto de la higuera, sino que si a este monte
dijereis: Quítate y échate en el mar, será hecho. 22 Y todo lo que pidiereis en
oración, creyendo, lo recibiréis.
+ 24 Yo también os haré una pregunta, y si
me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. 25 El
bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres?
+ 27 Tampoco yo os digo con qué autoridad
hago estas cosas. 28 Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y
acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. 29
Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. 30 Y
acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí,
señor, voy. Y no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? De
cierto os digo, que los publícanos y las rameras van delante de vosotros al
reino de Dios. 32 Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le
creísteis; pero los publícanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo
esto, no os arrepentisteis después para creerle. 33 Oíd otra parábola: Hubo un
hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado, cavó en
ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue
lejos. 34 Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los
labradores, para que recibiesen sus frutos. 35 Más los labradores, tomando a
los siervos, a uno golpearon, a otro mataron, y a otro apedrearon. 36 Envió de
nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos de la misma
manera. 37 Finalmente les envió su hijo, diciendo: Tendrán respeto a mi hijo.
38 Más los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: Este es el
heredero; venid, matémosle, y apoderémonos de su heredad. 39 Y tomándole, le
echaron fuera de la viña, y le mataron. 40 Cuando venga, pues, el señor de la
viña, ¿qué hará a aquellos labradores? 42 ¿Nunca leísteis en las Escrituras, La
piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser cabeza del ángulo, El
Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? 43 Por tanto os
digo, que el reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que
produzca los frutos de él. 44 Y el que cayere sobre esta piedra será quebrantado;
y sobre quien ella cayere, le desmenuzará.
MATEO 22
+ 2 El reino de los cielos es semejante a un
rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; 3 y envió a sus siervos a llamar a los
convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. 4 Volvió a enviar otros
siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis
toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a
las bodas. 5 Más ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a
sus negocios; 6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. 7
Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos
homicidas, y quemó su ciudad. 8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la
verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. 9 ID,
pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. 10
Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron,
juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. 11 Y entró
el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido
de boda. 12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda?
Más él enmudeció. 13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y
manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de
dientes. 14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
+ 18 ¿Por qué me tentáis, hipócritas? 19
Mostradme la moneda del tributo. 20 ¿De quién es esta imagen, y la inscripción?
21 Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.
+ 29 Erráis, ignorando las Escrituras y el
poder de Dios. 30 Porque en la resurrección ni se casarán ni se darán en
casamiento, sino serán como los ángeles de Dios en el cielo. 31 Pero respecto a
la resurrección de los muertos, ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios,
cuando dijo: 32 Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?
Dios no es Dios de muertos, sino de vivos. 33 Oyendo esto la gente, se admiraba
de su doctrina.
+ 37 Amarás al Señor tu Dios con todo tu
corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. 38 Este es el primero y
grande mandamiento. 39 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti
mismo. 40 De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.
+ 42 ¿Qué pensáis del CRISTO? ¿De quién es hijo? 43 ¿Pues cómo David en el Espíritu le
llama Señor, diciendo: 44 Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha,
Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? 45 Pues si David le
llama Señor, ¿cómo es su hijo?
MATEO 23
+ 2 En la cátedra de Moisés se sientan los
escribas y los fariseos. 3 Así que, todo lo que os digan que guardéis,
guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no
hacen. 4 Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre
los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas. 5
Antes, hacen todas sus obras para ser vistos por los hombres. Pues ensanchan
sus filacterias, y extienden los flecos de sus mantos; 6 y aman los primeros
asientos en las cenas, y las primeras sillas en las sinagogas, 7 y las
salutaciones en las plazas, y que los hombres los llamen: Rabí, Rabí. 8 Pero
vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro Maestro, el CRISTO, y todos vosotros sois hermanos.
9 Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre,
el que está en los cielos. 10 Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro
Maestro, el CRISTO. 11 El que es el
mayor de vosotros, sea vuestro siervo. 12 Porque el que se enaltece será
humillado, y el que se humilla será enaltecido. 13 Más ¡ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas! porque cerráis el reino de los cielos delante
de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están
entrando. 14 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque devoráis
las casas de las viudas, y como pretexto hacéis largas oraciones; por esto
recibiréis mayor condenación. 15 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos,
hipócritas! porque recorréis mar y tierra para hacer un prosélito, y una vez
hecho, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros. 16 ¡Ay de
vosotros, guías ciegos! que decís: Si alguno jura por el templo, no es nada;
pero si alguno jura por el oro del templo, es deudor. 17 ¡Insensatos y ciegos!
porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro? 18 También
decís: Si alguno jura por el altar, no es nada; pero si alguno jura por la
ofrenda que está sobre él, es deudor. 19 ¡Necios y ciegos! porque ¿cuál es
mayor, la ofrenda, o el altar que santifica la ofrenda? 20 Pues el que jura por
el altar, jura por él, y por todo lo que está sobre él; 21 y el que jura por el
templo, jura por él, y por el que lo habita; 22 y el que jura por el cielo,
jura por el trono de Dios, y por aquel que está sentado en él. 23 ¡Ay de
vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo
y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia
y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. 24 ¡Guías
ciegos, que coláis el mosquito, y tragáis el camello! 25 ¡Ay de vosotros,
escribas y fariseos, hipócritas! porque limpiáis lo de fuera del vaso y del
plato, pero por dentro estáis llenos de robo y de injusticia. 26 ¡Fariseo
ciego! Limpia primero lo de dentro del vaso y del plato, para que también lo de
fuera sea limpio. 27 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque
sois semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se
muestran hermosos, más por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda
inmundicia. 28 Así también vosotros por fuera, a la verdad, os mostráis justos
a los hombres, pero por dentro estáis llenos de hipocresía e iniquidad. 29 ¡Ay
de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de
los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, 30 y decís: Si
hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus
cómplices en la sangre de los profetas. 31 Así que dais testimonio contra
vosotros mismos, de que sois hijos de aquellos que mataron a los profetas. 32
¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres! 33 ¡Serpientes,
generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno? 34 Por
tanto, he aquí yo os envío profetas y sabios y escribas; y de ellos, a unos
mataréis y crucificaréis, y a otros azotaréis en vuestras sinagogas, y
perseguiréis de ciudad en ciudad; 35 para que venga sobre vosotros toda la
sangre justa que se ha derramado sobre la tierra, desde la sangre de Abel el
justo hasta la sangre de Zacarías hijo de Berequías, a quien matasteis entre el
templo y el altar. 36 De cierto os digo que todo esto vendrá sobre esta
generación. 37 ¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a
los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la
gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! 38 He aquí
vuestra casa os es dejada desierta. 39 Porque os digo que desde ahora no me
veréis, hasta que digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor.
MATEO 24
+ 2 ¿Veis todo esto?
+ 4 Mirad que nadie os engañe. 5 Porque
vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el CRISTO; y a muchos engañarán. 6 Y oiréis de guerras y rumores de
guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca;
pero aún no es el fin. 7 Porque se levantará nación contra nación, y reino
contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. 8
Y todo esto será principio de dolores. 9 Entonces os entregarán a tribulación,
y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
10 Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se
aborrecerán. 11 Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; 12
y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. 13 Más el
que persevere hasta el fin, éste será salvo. 14 Y será predicado este evangelio
del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces
vendrá el fin. 15 Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación
desoladora de que habló el profeta Daniel, 16 entonces los que estén en Judea,
huyan a los montes. 17 El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo
de su casa; 18 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.
19 Más ¡ay de las que estén encintas, y de las que críen en aquellos días! 20
Orad, pues, que vuestra huida no sea en invierno ni en día de reposo; 21 porque
habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del
mundo hasta ahora, ni la habrá. 22 Y si aquellos días no fuesen acortados,
nadie sería salvo; Más por causa de los escogidos, aquellos días serán
acortados. 23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o
mirad, allí está, no lo creáis. 24 Porque se levantarán falsos cristos, y
falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que
engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos. 25 Ya os lo he dicho antes.
26 Así que, si os dijeren: Mirad, está en el desierto, no salgáis; o mirad,
está en los aposentos, no lo creáis. 27 Porque como el relámpago que sale del
oriente y se muestra hasta el occidente, así será también la venida del Hijo
del Hombre. 28 Porque dondequiera que estuviere el cuerpo muerto, allí se juntarán
las águilas. 29 E inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el
sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del
cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. 30 Entonces aparecerá la
señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus
de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo,
con poder y gran gloria. 31 Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y
juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo
hasta el otro. 32 De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está
tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 33 Así también
vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las
puertas. 34 De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo
esto acontezca. 35 El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
36 Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino
sólo mi Padre. 37 Más como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del
Hombre. 38 Porque como en los días antes del diluvio estaban comiendo y
bebiendo, casándose y dando en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el
arca, 39 y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos, así
será también la venida del Hijo del Hombre. 40 Entonces estarán dos en el
campo; el uno será tomado, y el otro será dejado. 41 Dos mujeres estarán
moliendo en un molino; la una será tomada, y la otra será dejada. 42 Velad,
pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. 43 Pero sabed
esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir,
velaría, y no dejaría minar su casa. 44 Por tanto, también vosotros estad
preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. 45
¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa
para que les dé el alimento a tiempo? 46 Bienaventurado aquel siervo al cual,
cuando su señor venga, le halle haciendo así. 47 De cierto os digo que sobre
todos sus bienes le pondrá. 48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón:
Mi señor tarda en venir; 49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a
comer y a beber con los borrachos, 50 vendrá el señor de aquel siervo en día
que éste no espera, y a la hora que no sabe, 51 y lo castigará duramente, y
pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.
MATEO 25
+ 1 Entonces el reino de los cielos será
semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al
esposo. 2 Cinco de ellas eran prudentes y cinco insensatas. 3 Las insensatas,
tomando sus lámparas, no tomaron consigo aceite; 4 mas las prudentes tomaron
aceite en sus vasijas, juntamente con sus lámparas. 5 Y tardándose el esposo,
cabecearon todas y se durmieron. 6 Y a la medianoche se oyó un clamor: ¡Aquí
viene el esposo; salid a recibirle! 7 Entonces todas aquellas vírgenes se
levantaron, y arreglaron sus lámparas. 8 Y las insensatas dijeron a las
prudentes: Dadnos de vuestro aceite; porque nuestras lámparas se apagan. 9 Mas
las prudentes respondieron diciendo: Para que no nos falte a nosotras y a
vosotras, ID más bien a los que venden, y comprad para vosotras mismas. 10 Pero
mientras ellas iban a comprar, vino el esposo; y las que estaban preparadas
entraron con él a las bodas; y se cerró la puerta. 11 Después vinieron también
las otras vírgenes, diciendo: ¡Señor, señor, ábrenos! 12 Mas él, respondiendo,
dijo: De cierto os digo, que no os conozco. 13 Velad, pues, porque no sabéis el
día ni la hora en que el Hijo del Hombre ha de venir. 14 Porque el reino de los
cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a sus siervos y les entregó
sus bienes. 15 A
uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su
capacidad; y luego se fue lejos. 16 Y el que había recibido cinco talentos fue
y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos. 17 Asimismo el que había
recibido dos, ganó también otros dos. 18 Pero el que había recibido uno fue y
cavó en la tierra, y escondió el dinero de su señor. 19 Después de mucho tiempo
vino el señor de aquellos siervos, y arregló cuentas con ellos. 20 Y llegando
el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo:
Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco
talentos sobre ellos. 21 Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre
poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. 22
Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos
me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos. 23 Su
señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho
te pondré; entra en el gozo de tu señor. 24 Pero llegando también el que había
recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas
donde no sembraste y recoges donde no esparciste; 25 por lo cual tuve miedo, y
fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. 26
Respondiendo su señor, le dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego
donde no sembré, y que recojo donde no esparcí. 27 Por tanto, debías haber dado
mi dinero a los banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con
los intereses. 28 Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez
talentos. 29 Porque al que tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no
tiene, aun lo que tiene le será quitado. 30 Y al siervo inútil echadle en las
tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 31 Cuando el
Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces
se sentará en su trono de gloria, 32 y serán reunidas delante de él todas las
naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de
los cabritos. 33 Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su
izquierda. 34 Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi
Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35 Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber;
fui forastero, y me recogisteis; 36 estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y
me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. 37 Entonces los justos le
responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te sustentamos, o
sediento, y te dimos de beber? 38 ¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos,
o desnudo, y te cubrimos? 39 ¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y
vinimos a ti? 40 Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en
cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo
hicisteis. 41 Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí,
malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. 42 Porque
tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43
fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis;
enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis. 44 Entonces también ellos le
responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, sediento, forastero,
desnudo, enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? 45 Entonces les responderá
diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más
pequeños, tampoco a mí lo hicisteis. 46 E irán éstos al castigo eterno, y los
justos a la vida eterna.
MATEO 26
+ 2 Sabéis que dentro de dos días se celebra
la pascua, y el Hijo del Hombre será entregado para ser crucificado.
+ 10 ¿Por qué molestáis a esta mujer? pues
ha hecho conmigo una buena obra. 11 Porque siempre tendréis pobres con
vosotros, pero a mí no siempre me tendréis. 12 Porque al derramar este perfume
sobre mi cuerpo, lo ha hecho a fin de prepararme para la sepultura. 13 De
cierto os digo que dondequiera que se predique este evangelio, en todo el
mundo, también se contará lo que ésta ha hecho, para memoria de ella.
+ 18 ID a la ciudad a cierto hombre, y
decidle: El Maestro dice: Mí tiempo está cerca; en tu casa celebraré la pascua
con mis discípulos.
+ 21 De cierto os digo, que uno de vosotros
me va a entregar.
+ 23 El que mete la mano conmigo en el plato,
ése me va a entregar. 24 A
la verdad el Hijo del Hombre va, según está escrito de él, más ¡ay de aquel
hombre por quien el Hijo del Hombre es entregado! Bueno le fuera a ese hombre
no haber nacido. 25 Tú lo has dicho. 26 Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27
Bebed de ella todos; 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por
muchos es derramada para remisión de los pecados. 29 Y os digo que desde ahora
no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día en que lo beba nuevo con
vosotros en el reino de mi Padre.
+ 31 Todos vosotros os escandalizaréis de mí
esta noche; porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas del rebaño
serán dispersadas. 32 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros
a Galilea.
+ 34 De cierto te digo que esta noche, antes
que el gallo cante, me negarás tres veces.
+ 36 Sentaos aquí, entre tanto que voy allí
y oro.
+ 38 Mi alma está muy triste, hasta la
muerte; quedaos aquí, y velad conmigo. 39 Padre mío, si es posible, pase de mí
esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú. 40 ¿Así que no habéis
podido velar conmigo una hora? 41 Velad y orad, para que no entréis en
tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. 42
Padre mío, si no puede pasar de mí esta copa sin que yo la beba, hágase tu
voluntad.
+ 45 Dormid ya, y descansad. He aquí ha
llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. 46
Levantaos, vamos; ved, se acerca el que me entrega.
+ 50 Amigo, ¿a qué vienes?
+ 52 Vuelve tu espada a su lugar; porque
todos los que tomen espada, a espada perecerán. 53 ¿Acaso piensas que no puedo
ahora orar a mi Padre, y que él no me daría más de doce legiones de ángeles? 54
¿Pero cómo entonces se cumplirían las Escrituras, de que es necesario que así
se haga? 55 ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y con palos para
prenderme? Cada día me sentaba con vosotros enseñando en el templo, y no me
prendisteis. 56 Más todo esto sucede, para que se cumplan las Escrituras de los
profetas.
+ 64
Tú lo has dicho; y además os digo, que desde ahora veréis al Hijo del Hombre
sentado a la diestra del poder de Dios, y viniendo en las nubes del cielo.
MATEO 27
+ 11 Tú lo dices.
+ 46 Elí, Elí, ¿lama sabactani?
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